domingo, 31 de enero de 2016

Devocionales Charles Spurgeon en Español en Audio

Charles Spurgeon es considerado uno de los más grandes predicadores cristianos de todos los tiempos. Su obra "La chequera de la fe" es una colección de reflexiones cortas diarias (una para cada día del año) que son increíblemente motivadoras para el creyente cristiano, ideales para reforzar la fe.

En el siguiente enlace se pueden encontrar los audios de "La chequera de la fe" diarios y listo para escuchar. Ideales para compartir con otros en facebook o twitter, y recibir un soplo de aire fresco de parte de Dios cada día:

Devocionales Charles Spurgeon en Español en audio

viernes, 8 de enero de 2016

Cuando la vida parece sin objetivos (Ask Pastor John)

La pregunta de hoy es acerca de cuando la vida no parece tener objetivo, cuando parece que no va a ninguna parte. Específicamente cuando se trata de una carrera, aunque las implicaciones cubren, en realidad, cualquier tipo de espera. Esa es la pregunta específica que Daniel nos hace.

Daniel pregunta: "Querido Pastor John, soy un graduado reciente de la universidad y me siento sin dirección mientras trato de averiguar de que trata esta temporada de mi vida, y lo que Dios ha planeado para mí. En esta transición desde la universidad al trabajo, siento que he perdido mi energía, propósito y dirección. Se que todo lo que hago es para la gloria de Dios, y se que mi gozo debe estar arraigado en Cristo y no en mis circunstancias. Pero, mi pregunta es: ¿Cómo deberíamos los cristianos como yo manejar esta así llamada "crisis del cuarto de vida"?

John responde:

La primera cosa que me gustaría decir es que esta temporada pasará, pero Dios quiere que Daniel enfrente el tipo de guerra espiritual que Dios utilizará para que pase. Ese es el punto de partida. Y la primera estrategia en esa batalla, en ese enfrentamiento, es la que me parece que Daniel ya ha buscado, es decir, reconocer que esa condición de su mente y alma es algún tipo de crisis que necesita ser, como el mismo dice, "manejada". ¿Cómo puedo manejar esto?

Una manera de describir esta crisis sería quizás como la antigua y bien conocida condición espiritual llamada acedia. Esto viene de la palabra griega "descuidar", pero el término acedia llegó a  referirse (por utilizar las palabras de un recurso que suelo leer) a "un estado de languidez o letargo, de no preocuparse o no importarle a uno su posición o condición en el mundo". Decían que te podía llevar a un estado de ser incapaz de cumplir tus deberes en la vida. Sus matices espirituales hacen que se relacione, pero que sea distinto de la depresión. Así que parece que lo que estamos tratando aquí es acedia, y la primera estrategia es identificar la crisis, mirarla a la cara, no negarla, identificar su naturaleza, y prepararse para la batalla.

La segunda estrategia: Prepararse para una espera por el Señor paciente y centrada en Dios. Esto no quiere decir que la espera sea inactiva, sino que más bien sea un reconocimiento de que la victoria puede tomar tiempo, y que, mientras tanto, no nos entregaremos a la desesperación. Así que ponemos en nuestra lengua las palabras de David: "Pacientemente esperé a Yahweh, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Yahweh" (Salmos 40:1-3). Ganamos ánimo en que, por muy larga que pueda ser la espera (David no lo dice) por muy largo que tengamos que estar en el pozo o en el lodo cenagoso de la acedia, la languidez, la falta de dirección, no desesperaremos, sino que que esperaremos expectantes a que Dios actúe en su momento. Esa es la estrategia número dos.

La tercera estrategia: Darse cuenta de que los verdaderos cristianos a menudo son marcados por este tipo de mal. Por ejemplo lo vemos en 1 Tesalonicenses 5:14: " También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos". La palabra utilizada aquí es interesante "Ataktos". Es como decir los caóticos, los desordenados. Da la sensación de que todo está fuera de lugar. "Que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos". Así que los ociosos, los de poco ánimo, los débiles. Esa gente está en la iglesia. Es necesario cuidarlos. Es una experiencia cristiana real y una batalla cristiana real.

Y la cuarta estrategia: Poner la Palabra de Dios contra las pérdidas particulares que estés sintiendo. Y Daniel decía: Siento como que he perdido mi energía, propósito y dirección. Permite que tome cada una de esas cosas una por una y ponga la Palabra de Dios sobre ellas.

Primero, tomemos la energía. El salmista dice: "Yahweh es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado" (Salmos 28:7). Por tanto el Señor mismo es nuestra fortaleza y el salmista dice que experimentamos esa fortaleza confiando en Él. Y para ser más específicos, Nehemías dice que el gozo del Señor es vuestra fortaleza (Nehemías 8:10). Así que busca el gozo del Señor, y estarás buscando tu fortaleza.

Hay una especie de paradoja cuando sientes energía, porque somos nosotros los que sentimos la energía. Cuando nos levantamos y actuamos, somos nosotros los que salimos de la cama y actuamos, y, sin embargo, la Biblia dice que el Señor es vuestra fortaleza. A veces escuchas decir a la gente: Dios ayuda a aquellos que se ayudan. Bueno, eso es una especie de esfuerzo secular por expresar una verdad bíblica que la gente secular no puede entender, y que por tanto no pueden expresar correctamente. Lo que eso está intentando de decir bíblicamente es que Dios ayuda a los débiles, paralizados y muertos a ayudarse a sí mismos, de forma que en toda esa auto-ayuda, Dios se lleve la gloria, ya que toda esa auto-ayuda resulta ser la ayuda de Dios. Eso es lo que están tratando de decir, y esa es la verdad bíblica.

Y esta es la forma en que Pablo lo expresa en 1 Corintios 15:10: "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo".

Asi que, Daniel, busca por todos los medios restaurar tu energía. Búscalo en el Señor. Búscalo en el gozo del Señor. Y cuando la hayas buscado y confiado en Él para obtenerla, sal de la cama y haz lo que se necesite hacer.

Luego, contra el sentimiento de pérdida de dirección pondría 2 Tesalonicenses 3:5: "Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo". Lo que el texto muestra es que el Señor mismo es el gran director del corazón. Cuando necesitamos dirección, rogamos que nuestros corazones experimenten la dirección de Dios. Lo que Daniel necesita precisamente es dirección para el corazón, no solo para su mente o para su cuerpo. El corazón es un gran director de la vida. Y detrás del corazón está el Señor. Así que ora para que Dios encamine primero el corazón al amor a Dios y a la paciencia de Cristo, y luego, en ese amor y paciencia, hacia la claridad que necesitas para la obra de tu vida.

Y luego, por último, Daniel dice que siente que ha perdido su propósito. Y contra eso quiero poner 1 Pedro 2:9: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, [y aquí viene la afirmación de propósito] para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Sea lo que sea que Dios tiene para ti en tu vida, esto está muy claro: Existes para hacer que se conozcan las excelencias de Dios, especialmente las excelencias por las que el llama a la gente de las tinieblas a la luz. Y es una luz maravillosa, Daniel. Por mucha languidez que sientas ahora, vives en una luz maravillosa. Y es tu propósito, un propósito asignado por Dios, verlo, probarlo, y darlo a conocer.

Pongamos un texto más específico contra esa pérdida de propósito: 1 Pedro 4:10: "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios". Tú, Daniel, tienes dones de Dios como todo cristiano. Esos dones son particulares. Son medios particulares por los cuales solo tu puedes administrar la gracia particular que Dios te ha dado. Tu propósito en la vida es utilizar esos dones para ministrar esa gracia para la gloria de Dios.

Permite que termine con estas palabras de aliento de Lamentaciones 3. Jeremías estaba muy hundido cuando escribió esto con un sentido de impotencia mientras su amada Jerusalén era devastada. Y clama: "Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí". Y entonces él lucha con esta crisis en la que está y dice: "Esto recapacitaré". Ahí lo tienes, Daniel. Eso es lo que hay que hacer. Recapacitar esto. "Por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Yahweh no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Yahweh, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré" (Lamentaciones 3:20-24).

Así que trae a la mente las promesas de Dios, Daniel. Espera en Él y muévete. Dios (mientras te mueves en sus fuerzas) restaurará el gozoso sentimiento de energía, dirección y propósito.

Traducido de: http://www.desiringgod.org/interviews/strategies-for-when-life-seems-aimless

jueves, 7 de enero de 2016

Seis pasos para superar la obesidad con Cristo

Por Perry Noble

Siempre tuve una lucha por bajar de peso. Era el "chico gordo" de la escuela, y seguí siéndolo hasta mi primer año en el instituto. Recuerdo una visita al doctor cuando subí a la báscula y pesaba 127 kg. Recuerdo cuando tuve que encargar un traje enorme con pantalones de talla 50. También recuerdo una vez que tuve que comprar dos puestos para la montaña rusa en un parque de atracciones porque no cabía en uno solo.Me sentía derrotado.

Una de las realidades que siempre me tengo que recordar es 2 Corintios 5:17: En Cristo soy una nueva creación, las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas.

Antes de comenzar a escribir, dejadme deciros que este artículo puede ser algo desalentador, porque en realidad no existen atajos a la hora de perder los kilos que sobran. No puedes hacer que desaparezcan simplemente orando, ni existe una pastilla para que se vayan. Se requiere trabajo duro, y hay que tener algo más que deseo por conseguirlo: se requiere DISCIPLINA para continuar.

Ahí va

1) Entender que la obesidad es una cuestión espiritual

Cuando digo que era ENORME, es porque lo era. Pero no le veía nada malo. Después de todo, no fumaba ni bebía (ya sabes, pecados que la iglesia parece condenar muy a menudo). Leía la Biblia y oraba. ¡Hasta estaba sirviendo en el ministerio y el grupo de jóvenes que dirigía estaba creciendo!

Entonces llegó "esa noche" en una clase del seminario.

Los pastores estaban hablando acerca de la gente en sus iglesias, los "pecadores" que bebían, fumaban, maldecían, se acostaban ... y cada asistente parecía tener una historia acerca de "esas personas" de su iglesia.

Entonces un hombre llamado Derek (que era muy amable y hablaba suavemente) se levantó y preguntó: "¿Puedo decir algo?". Todo el mundo asintió, dándole pie para hablar, y el continuó: "Se que después de que diga esto, no voy a ser popular, pero estamos aquí sentados hablando de la gente en nuestras iglesias que luchan contra el pecado, ¡y la gran mayoría de nosotros tenemos sobrepeso!"

Siguió hablando, pero no recuerdo más, porque el Espíritu Santo de Dios me dio AUTOMÁTICAMENTE conciencia de pecado. Me susurró: "Tiene razón Perry, y TÚ, tienes que hacer algo con respecto a eso".

Fue en ese día que entendí que soy un administrador del cuerpo que Dios me ha dado, que es el templo del Espíritu Santo, y que la manera en la que cuide de Él le dice al mundo lo que pienso y siento acerca de Cristo (ver 1 Corintios 6:19-20)

Había llegado a pesar 136 kg en el instituto, luego había bajado hasta 95 kg, peor durante mi primer año de universidad había vuelto a recuperar. En el campus descubrí la Pizza nocturna y la casa de los Waffles. Para cuando me gradué en 1994 ya pesaba 122 kg. Pero, como he dicho antes, no estaba "pecando" como otros que conocía. Suponía que estaba bien tener sobrepeso.

Pero no lo estaba, y no lo está.

La obesidad es un ídolo, una fortaleza que parece ser evitada en la iglesia. Y desafortunadamente es un pecado que no puede esconderse. Las iglesias no hablan de esto y es algo que MATA a la gente. Es triste que muchas iglesias predican contra el alcohol mientras la gente dentro de la iglesia cavan su tumba con un tenedor y una cuchara. La obesidad mata a más gente cada año que el alcohol, pero la iglesia la ignora como si fuese un pecado "aceptable".

Si no entendemos que la manera en la que administramos nuestro cuerpo le importa a Jesús, que este asunto ES espiritual, nunca nos lo vamos a tomar en serio.

2) Toma responsabilidad personal por tu condición física

Parece que vivimos en un mundo en el que ya no hay pecadores, solo víctimas de lo que el mundo les ha hecho. Por eso, culpamos al McDonalds de que nuestros hijos sean obesos y echamos la culpa de nuestro estado físico a nuestros padres, el lugar donde vivimos, lo ocupado que nos tiene nuestro trabajo, o incluso a Santa Claus por darnos tan mal ejemplo.

Quiero ser claro: Yo era obeso porque seguía metiendo comida en mi boca. Punto. Y la cosa no mejoró hasta que paré de culpar a otras personas y a las circunstancias de mis problemas y empecé a tomar responsabilidad. Y tu tampoco mejorarás hasta que lo hagas.

3) Ajusta tu consumo de calorías

Sí, es así de simple. Dejé de consumir tantas calorías y perdí peso. Y deja que te sea claro: fue algo DIFÍCIL para mí. Tuve que dejar el te dulce (bebía seis vasos por comida) y los refrescos. Tuve que dejar los aperitivos poco saludables. Tuve que dejar de comer el segundo, el tercero y el cuarto.

Mucha gente está atada a la comida simplemente porque se niegan a hacer los ajustes que ya saben que tienen que hacer.

4) Entiende que lleva tiempo

No vas a perder 50 kg en 100 días. No vas a tener un abdomen plano en cuatro semanas. Al principio el peso se irá más rápido porque tu cuerpo está soportando cambios. Pero créeme cuando te digo que, en algún momento, vas a llegar a un tope. Y eso te va a desanimar enormemente. Te frustrarás y querrás abandonar. NO LO HAGAS.

Cuando esto suceda, entiende que necesitas continuar esforzándote y hacer ajustes adicionales para volver a crear un impacto sobre tu cuerpo.

Por cierto, no persigas "dietas milagro". Si, algunas te quitan kilos rápido, pero en casi todos los casos se vuelven a ganar. Se trata de hacer un cambio de estilo de vida, (no cambios drásticos puntuales).

5) Haz ejercicio

El ejercicio se ha convertido en un hábito diario para mi. De verdad me quita el estrés y me ayuda a prepararme para el día que tengo por delante.

Sí, es duro. Sí, requiere esfuerzo. Y sí, va a haber días en los que no tendrás ganas de hacerlo. Eso es algo que viene en el mismo paquete. Pero no puedes decir que te estás preocupando por tu cuerpo si no estás haciéndole el mantenimiento necesario.

5) Entiende que PUEDES hacerlo

En serio, si yo he perdido peso, cualquiera puede, porque me encanta la comida. Me encanta el sabor de un buen filete. Me encantan los postres, especialmente los de chocolate blanco. Me encanta el te dulce, y casi cualquier cosa que no sea buena para el sobrepeso. Y, honestamente, perder peso y mantenerme es una lucha. Constantemente tengo que recordarme lo que las Escrituras  dicen en Filipenses 4:13. Pero si puedo hacerlo ¡tú también puedes! No hay tentación que pueda vencer a alguien que está en Cristo (1 Corintios 10:13). Este problema no es mayor que Cristo en ti. ¡Tienes la disciplina, el potencial y la victoria dentro de ti para vivirlas!

Mira 1 Corintios 15:57-58:
57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Puedes hacerlo, y créeme, cuando lo hagas te sentirás mucho mejor, tendrás la energía para hacer lo que quieres y necesitas hacer, y tendrás la integridad para hablarle a otros de cómo superar los problemas que los retienen... porque luchaste contra el que te retenía a ti.

Traducido y adaptado de:

https://perrynoble.com/blog/six-steps-to-overcoming-obesity-part-one
https://perrynoble.com/blog/six-steps-to-overcoming-obesity-part-two