miércoles, 24 de febrero de 2010

La importancia de un simple gesto

Mark caminaba un día de vuelta a casa desde la escuela, cuando a un chico que iba delante de él se le cayeron todos los libros que llevaba, además de dos chalecos, un bate de béisbol y una pequeña grabadora. Mark se arrodilló y ayudó al chico a recoger los objetos desperdigados.

Como llevaban la misma dirección, le ayudó a llevar parte de la carga. El chico se llamaba Bill y Mark descubrió que le gustaban los videojuegos, el béisbol y la historia. Había tenido un montón de problemas últimamente y acababa de romper con su novia.

Después de aquel día, Mark y Bill continuaron viéndose en la escuela, comieron juntos un par de veces y cuando se graduaron acabaron en el mismo instituto. Durante los años en el instituto tuvieron breves encuentros hasta que también llegó el día de la graduación. Tres semanas antes, Bill le preguntó a Mark si podían hablar.

Entonces Bill le recordó aquel día de hace años cuando se conocieron por primera vez. "¿Te preguntas por qué llevaba tantas cosas a casa aquél día?" preguntó Bill. "Verás, limpié mi taquilla porque no quería dejar desorden a nadie. Había conseguido un montón de pastillas para dormir de mi madre y volvía a casa para suicidarme." Mark miró a Bill sorprendido. Bill continuó.

"Pero después de pasar algún tiempo juntos hablando y riendo, me dí cuenta de que si me mataba, perdería ese momento y muchos otros que podrían seguir. Así que , fíjate Mark, no sólo recogistes mis libros aquel día, hiciste mucho más. Salvaste mi vida."

Por John W. Schlatter

Historia original en http://www.gagirl.com/stories/asimplegesture.html

lunes, 22 de febrero de 2010

Supérate

"Nuestra tarea en la vida no es ponernos por delante de los demás, sino ponernos por delante de nosotros mismos: romper nuestros propios records, mejorar el ayer con el hoy".

-Stewart B. Johnson

martes, 16 de febrero de 2010

Dios lo sabe, nosotros no.

En una clase de historia, la profesora estaba explicándonos un tema sobre la reforma protestante. En un momento dado, la maestra pronunció esta frase:

-Si Dios existe, entonces no hay libertad ni libre albedrío.

-¿Por qué? preguntaron los alumnos.

-Entonces la maestra preguntó ¿Dios sabe lo que váis a hacer mañana?

-Sí. - respondieron algunos

-¿Dios sabe lo que vais a hacer dentro de 10 años? -continuó.

-Sí, claro -dijeron los alumnos

-Pues entonces, si Dios sabe todo lo que vais a hacer, no hay libertad. El os creó sabiendo de antemano lo que haríais ¿donde está la libertad?

Un murmullo se formó en la clase, unos gritaban "no eso no es así" otros, como yo, se quedaron callados meditando.

-Lo que os sucede es que no queréis ser títeres de nadie, ni tan siquiera de Dios. -concluyó la maestra.

Todas estas cosas me dejaron bastante pensativo. ¿Merecía la pena esforzarse si todo estaba ya escrito de antemano? me preguntaba. Entonces, ya terminada la clase le pregunté a un amigo, compañero de clase ¿qué piensas de lo que ha dicho la profesora?.

-Que es cierto, Dios lo sabe todo. Pero nosotros no lo sabemos. Ahí está el punto.

domingo, 14 de febrero de 2010

La carta del tío

En 1925, en Estados Unidos, una señora ya entrada en años consiguió enviar a sus hijos a la universidad, en una ciudad distante. El hermano de esta señora fue un día a visitarla.

-¿Cómo estás hermana? -dijo el hombre

-No muy bien, respondió la mujer con rostro triste. Hace ya más de 2 meses que no tengo noticias de mis hijos. Les he escrito en 3 o 4 ocasiones y en las dos últimas les pedí que por favor me escribiesen algo cuando tuviesen tiempo. Estoy muy sola aquí sin ellos. Pero aún no lo han hecho y comienzo a preocuparme.

-Dejamé que yo les escriba.

Esta es la carta que escribió el tío a los muchachos.

"Queridos sobrinos. Espero que les esté yendo bien en la universidad y que sean aplicados con sus estudios. Los recuerdo con mucho cariñó y se les echa de menos por aquí, sobre todo su madre, que anhela de sus palabras. Con esta carta les mando 50 $ para sus gastos. Con mucho cariño, su tío".

-Verás como contestan pronto hermana -la consoló el hombre. Después de esto echó la carta al correo.

No había pasado aún una semana cuando llegó la contestación a la carta.

-¿Cómo lo hiciste para que contestaran hermano? -Preguntó la mujer.

-Simplemente "olvidé" meter los 50 $ en el sobre.


Adaptada de una historia en el libro "Como hacer amigos e influir sobre las personas" de Dale Carnegie

viernes, 12 de febrero de 2010

Como avanza el Reino de los Cielos

Mateo 13:33:

"Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa."

Veamos las características de esa levadura:

1) La levadura nunca tiene miedo de mezclarse con la masa.

2) La masa siempre es más grande que la levadura.

3) La levadura parece indefensa.

4) La levadura nunca hace ruido mientras afecta a la masa.

5) La levadura crece bajo la presión del calor.

6) Una vez que la masa recibe la levadura, nunca puedes extraerla. Isaías 55:11

7) La levadura nunca se convierte en masa.

Tienes la levadura dentro de tí. Deja que tu influencia cambie a la masa.


Inspirado en una conferencia de Myles Munroe. Podéis encontrarla subtitulada aquí

lunes, 8 de febrero de 2010

La felicidad y el acumular

Cuentan que una vez iba Ben Franklin charlando con un amigo a lo largo de un río, cerca de un embarcadero. A lo largo de la orilla había muchos cestos grandes llenos de rojas y jugosas manzanas que estaban listos para ser embarcados.

El amigo preguntó a Franklin: "Ben, ¿qué me puedes decir de la condición humana?".

Ben quedó un momento pensativo. De pronto vió un niño que se dirigía hacia ellos muy contento, jugando y corriendo por la orilla del río. Franklin tomó una manzana de uno de los cestos y se la ofreció al niño, que la aceptó muy feliz con una sonrisa de oreja a oreja.

Ben Franklin le dió una manzana más , y luego otra. El chico estaba muy contento. Pero cuando el hombre le brindó una quinta manzana, el niño no pudo sostenerlas todas y una se le resbaló, cayendo al río. El chiquillo al ver como su manzana se alejaba perdida en la corriente, rompió a llorar.

Entonces Franklin se volvió a su amigo y le dijo: "¿Ves? esta es la condición humana. Este niño era feliz cuando no tenía ninguna manzana. Ahora que tiene cuatro, ya no lo es".

lunes, 1 de febrero de 2010

La dureza de la vida

"Si estás dispuesto a hacer sólo lo que sea fácil, la vida será dura. Pero si estás dispuesto a hacer lo que sea duro, la vida será fácil."

-T. Harv Eker

Cita extraída del blog http://psicotecnopatas.com